miércoles, julio 07, 2010

Las últimas palabras...



Revista Rolling Stone
(23 de Diciembre de 1971)

Si uno cree lo que oye, Syd Barrett o bien está muerto o tras las rejas o es un vegetal. En realidad, está vivo y tan confundido como siempre, en la ciudad donde nació, Cambridge.
En 1966-67, Barrett era el guitarrista principal de Pink Floyd. Había bautizado a la banda y escribía la mayor parte de su música, incluso los dos únicos hits que tuvieron hasta la fecha. El estilo extraño de su guitarra electrónica y su presencia de gnomo sobre el escenario lo convirtieron en una figura de culto de under incipiente de Londres, que por entonces empezaba a reunirse en el club UFO y en el RoundHouse. Floyd era una banda de la casa y tocaba hasta bien entrada la madrugada.

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Cambridge está a una hora de tren de Londres, Syd no ve a mucha gente en estos días. Ir a visitarlo es como entrometerse en un mundo muy privado. “Estoy desapareciendo”, dice. “Evito casi todo”. Parece muy tenso. Tiene los pómulos hundidos y esta pálido, y sus ojos reflejan un estado de shock permanente. Tiene una belleza espectral que uno asocia con los poetas de antaño. Ahora tiene el pelo corto, despeinado, la cabellera ondulada desapareció, Los pantalones de terciopelo y las botas de piel de víbora demuestran cierto apego al pasado. “Estoy desandando el camino”, sonríe. “En general, no hago más que perder el tiempo”. Camina mucho. “Doce kilómetros por día”, dice. “Se supone que se tiene que nota. Pero no se cómo”.
“Lo siento. No puedo hablar coherentemente”, dice. “Cuesta pensar que alguien esté interesado en mí. Pero bueno, man, estoy entero”. Ocasionalmente, Syd responde directo a una pregunta. Casi siempre sus respuestas son fragmentadas, un flujo de conciencia (las palabras del poema de James Joyce “Golden Hair” están en una de sus canciones). “Estoy lleno de polvo y guitarras”, dice.
Syd hizo tres álbumes en ese tiempo. The Madcap Laughs, el segundo, dice, era bastante bueno: “Como una pintura del tamaño del sótano”. Antes de que Pink Floyd despegara, Barret asistía a la escuela de arte. Todavía pinta. A veces, junglas delirantes con grumos espesos. A veces, piezas lineales. Su favorita es un semicírculo blanco sobre una tela blanca.
En un sótano donde pasa gran parte del tiempo, se sienta rodeado de pinturas y discos, sus amplificadores y sus guitarras. Allí se siente seguro, bajo tierra.
Syd dice que su músico preferido es Hendrix. “Salí de gira con él. Lindsay [una antigua novia] y yo nos sentábamos en la parte de atrás del micro, y él iba adelante; nos filmaba. Pero nunca hablamos de verdad. Era muy cortés. Mejor de lo que la gente sabía de él.”

También se sabe que el propio Syd era de encerrarse, y que se pasaba días sin querer ver a nadie. En sus últimos meses en PF, salía al escenario y no tocaba más que un par de notas en todo un show. “Hendrix era un guitarrista perfecto. Eso era todo lo que yo quería hacer de chico. Tocar bien la guitarra y saltar por ahí. Pero demasiada gente se interpuso en el camino. Siempre fue todo muy lento para mí. Tocar. El ritmo de las cosas. Quiero decir, yo soy un velocista. El problema era que, después de tocar en el grupo unos meses, no podía llegar a ese punto. Puede parecer que me desconecto. Es porque me siento terriblemente frustrado en términos laborales. La realidad es que no hice nada este año, probablemente estuve hablando hasta por los codos, dando explicaciones. Pero lo que tiene no trabajar es que te pones a pensar en términos teóricos”.
Le gustaría armar otra banda. “Pero no encuentro a nadie. Ese es el problema. No sé donde están”.
Syd deja el sótano y sube a una pequeña habitación arreglada, llena de fotos de él con su familia. Era un chico lindo. Llega el té ingles, con torta y bizcochos. Como muchos innovadores, parece que a Barrett no le llegó el reconocimiento merecido, mientras que otros ganaron mucho dinero. “Me gustaría ser rico. Me gustaría tener mucho dinero para mí y para comprarles comida a todos mis amigos. Te voy a mostrar un libro de is canciones antes de que te vayas. Creo que es muy emocionante. Me alegra que estés aquí”. Saca una carpeta que contiene todas sus canciones grabadas hasta la fecha, prolijamente tipiadas, sin la música. La mayoría se sostienen como palabra escrita. A veces simples, líricas, aunque nunca sin un toque de ironía. A veces surrealistas, imágenes que se entrelazan vagamente, ecos de un estado mental que desafía el análisis tradicional. El favorito de Syd es “Wolfpack”, un verso tenso, amenazador, claustrofóbico, que termina así:

Ojos apacibles que reflejan
Electricidad
La vida que era nuestra se volvió
Más filosa
Y más fuerte en la distancia y más
Allá.
Una primavera lenta, fresca
Amarrada con huesos pálidos
Gemía magnesio, proverbios y sollozos.

Syd piensa que la gente que canta sus propios temas es aburrida. Nunca grabó nada de otro. Saca una guitarra y empieza a rasguear una nueva versión de “Love you” de Madcap. “Trabajé en esta versión ayer. Creo que es mucho mejor. Es mi nueva guitarra de doce cuerdas. Me estoy acostumbrando. Ayer la lustré”.
Syd tiene 25 años y tiene miedo de volverse viejo. “Nunca fui tan introvertido”, dice. “Pienso que la gente joven debería divertirse mucho”. De pronto señala algo que del otro lado de la ventana “¿Viste esas rosas? Son muchísimos colores”.

Syd dice que ya no toma ácido, pero no quiere hablar sobre el tema…“En realidad, no hay nada que decir”. Sale al jardín y se estila en un viejo sillón de madera. “Una vez que te metes en algo…”, dice, con aspecto perturbado. Hace una pausa. “No es fácil hablar de mí. Tengo la cabeza muy irregular. Y no soy nada de los que piensan que soy.”





Entrevista con Syd (Febrero de 1983)


Y aquí estoy, delante de esta vieja casa de Cambridge, espero respuesta a mi golpe de puerta. Nada. Vuelvo a llamar. En el jardín, una anciana corta rosas. Una sombra se perfila al fondo del pasillo, y avanza lentamente hasta la puerta.

"Hola". Estamos tan sorprendidos el uno como el otro y nuestras dos voces se superponen. "Te traigo esto, es tu ropa, ¿La recuerdas?. (Nota: el autor se refiere a unas prendas que Barrett dejó olvidadas en el apartamento de Londres en el que vivía hasta hacía un mes).

"¡Oh, sí! ¡de Chelsea! Sí..."

Es un hombre prematuramente envejecido, cansado. Con los cabellos muy cortos, los trazos endurecidos, los brazos caídos. Ha engordado. Su madre no me ha oído llegar, sigue en el jardín trasero. De vez en cuando, Syd lanza una mirada furtiva hacia esa parte del jardín.

Le explico que llevo días buscándole, que estuve en Chelsea y que allí me dieron la ropa para él.

"Gracias", me responde. ¿Pagaste algo? ¿Te debo algo por la ropa?.

"No", le pregunto que hace en la actualidad, ¿Quizá pinta?

"No, acaban de operarme, nada grave. Intento volver a Londres, pero debo esperar. Hay una huelga de trenes en estos momentos. No... no... Miraba la televisión eso es todo".

"¿Ya no sientes deseos de tocar música?"

"No. No tengo tiempo de hacer gran cosa. He de encontrar un apartamento en Londres, pero eso es difícil. Debo esperar...".

De vez en cuando mira el saco de la ropa y sonríe. Intenta continuamente poner fin a nuestra conversación, vigilando a su anciana madre, como si temiera que nos descubriera hablando. ¿Se acuerda todavía de Duggie?

"Euh... Sí... Nunca lo he vuelto a ver... No he vuelto a ver a nadie de Londres".

"Tus amigos te envían saludos".

"Ah... Gracias... Está bien".

Habla y reacciona como todos los desequilibrados que han sido sometidos a largos tratamientos psiquiátricos. Mirar parece haberse convertido en su única ocupación. No es tan extraño que la televisión represente gran parte de su vida.

"¿Puedo tomarte una foto?".

"Sí, claro..."

Sonríe mientras disparo la cámara y poco después...

"Ya basta. No me gusta que me vean... es penoso para mí... Adios".

Mira fijamente el árbol que se alza delante de la casa. Ya no se que decir. "Es bonito este árbol"

"Si, pero ya no... Lo han cortado hace poco... Antes me gustaba mucho..."

Desde el fondo de su casa se oye la voz de su madre. Roger Barrett se gira hacia mí, parece aterrorizado.

"Bien, a lo mejor nos volvemos a ver por Londres. Adiós"

Volviendo me cruzo con el hippy iluminado, que se esconde tras un periódico. Me siento angustiosamente vacío. Todo ha terminado.




El solitario...


The Madcap Laughs (1970)
Imagen IPB

The Madcap Laughs es el primer álbum como solista de Syd Barrett después de abandonar Pink Floyd. Producido por Roger Waters, David Gilmour, Malcolm Jones y Peter Jenner, grabado en 1969 y editado en enero de 1970. La mayoría de sus canciones reflejan el estado mental de Barrett en ese tiempo. Fue un álbum con sesiones difíciles, ya que al ser una persona inestable los músicos difícilmente podían acompañarlo en cuanto a métrica y ejecución de sus piezas.


Es un disco distinto a lo que cualquier otro artista de la época hubiera hecho: caótico, depresivo, incoherente, psicodelico, brillante, carente de mayores arreglos. Gilmour tuvo la idea de publicar los temas en bruto, por ello en la mayoría de las canciones se escucha tan solo la voz de Barrett y su Fender Telecaster. Cabe destacar de este trabajo canciones como "Dark Globe", "Here I Go" , "Octopus" (el mejor tema del Lp para muchos), "Golden Hair" (un poema de James Joyce), "Feel" (mezcla de bohemia e incoherencia) o "If It's In You" (con su voz desentonando sobre una melodía que cautiva al oyente). Sus letras exploran distintas atmosferas, consiguiendo en cada canción un mundo.
1. Terrapin 5:04
2. No Good Trying 3:26
3. Love You 2:30
4. No Man’s Land 3:03
5. Dark Globe 2:02
6. Here I Go 3:11
7. Octopus 3:47
8. Golden Hair 1:59
9. Lone Gone 2:50
10. She Took a Long Cold Look 1:55





Barret (1970)
Imagen IPB

Segundo álbum como solista de Syd Barrett, co-fundador de Pink Floyd, grabado y editado en 1970, poco después del lanzamiento de su primer álbum en solitario The Madcap Laughs.

Para promocionarlo, Barrett estuvo en el programa de radio de John Peel, Top Gear, en febrero de 1970, donde presentó un único tema. Dos días después, empezó a grabar sus nuevos temas para Barrett en los Estudios Abbey Road, donde se le unieron los miembros de Pink Floyd David Gilmour y Rick Wright como productores y músicos.

Se lanzó al mercado en Noviembre de 1970, 10 meses después del primer álbum, cosechando mucho menos interés y, por tanto, no logrando estar en las listas de éxitos.

1. Baby Lemonade 4:10 2. Love Song 3:03
3. Dominoes 4:08
4. It Is Obvious 2:59
5. Rats 3:00
6. Maisie 2:51
7. Gigolo Aunt – 5:46
8. Waving My Arms In The Air 2:09
9. I Never Lied To You 1:50
10. Wined And Dined 2:58
11. Wolfpack 3:41 12. Effervescing Elephant 1:52
11. Feel 2:17
12. If It’s in You 2:26
13. Late Night 3:11



Wish you were here....


Syd Barrett
6 de Enero de 1946 - 7 de Julio de 2006


Sigue brillando diamante loco I

Recuerda cuando eras joven

Brillabas como el sol.

Sigue brillando, diamante loco.

Ahora hay una mirada en tus ojos,

Como agujeros negros en el cielo.

Sigue brillando, diamante loco.

Quedaste atrapado en el fuego cruzado

De la niñez y el estrellato

Llevado por la brisa de acero

Adelante, tú, objetivo de risas lejanas

Adelante, tú, desconocido, tú, leyenda, tú, mártir,

y ¡brilla!.

Perseguiste el secreto demasiado pronto

Y lloraste por la luna

Sigue brillando, diamante loco.

Amenazado por las sombras de la noche

E indefenso en la luz.

Sigue brillando, diamante loco.

Dejaste de ser el bienvenido

Con precisión aleatoria

Cabalgando la brisa de acero.

Adelante, tú, loco delirante y visionario

Adelante, tú, pintor, tú, gaitero, tú, prisionero,

y ¡brilla!.

Bienvenido a la máquina

Bienvenido, hijo mío,
bienvenido a la máquina
¿Dónde has estado? Está bien,
ya sabemos dónde has estado
Has estado en la tubería, rellenando tiempo,
provisto de juguetes y
actuando de Boy Scout.
Compraste una guitarra
para castigar a mamá.
Y no te gustaba ir a la escuela,
y sabes que no eres la marioneta de nadie,
Así que bienvenido a la máquina.
Bienvenido, hijo mío,
bienvenido a la máquina.
¿Que soñaste?
Es igual, ya te dijimos lo que soñar
Soñaste con una gran estrella;
él tocaba una guitarra miserable
Comía siempre en el Steak Bar.
Le encantaba conducir su Jaguar
Así que bienvenido a la máquina.

Toma un cigarro

Entra aquí, muchacho, toma in cigarro.
Tú vas a llegar lejos,a volar alto.
Tú no vas a morir nunca, si lo intentas
lo conseguirás; te van a querer.
Yo siempre he sentido un profundo respeto,
y lo digo con toda la sinceridad.
La banda es sencillamente fantástica,
eso es lo que pienso realmente.
Oh por cierto, ¿cuál de ellos es Pink?
Y, ¿te dijimos ya el nombre
del juego, muchacho?
Lo llamamos
Montando en el Tren de la Carne.
Nos hemos quedado pasmados
cuando hemos oído lo de la venta.
Tienes que publicar un álbum.
Se lo debes a la gente. Estamos tan contentos
que apenas podemos contar.
Todos los demás están sencillamente verdes,
¿has visto las listas?.
Es un comienzo excelente,

podríamos convertirlo en un monstruo
si todos tiramos juntos como equipo.
Y, ¿te dijimos ya el nombre
del juego,muchacho?
Lo llamamos
Montando en el Tren de la Carne.

Ojalá estuvieras aquí

Así que crees que sabes distinguir
El cielo del infierno
El cielo azul del dolor
¿Sabes distinguir un campo verde
De un frío raíl de acero?
¿Una sonrisa de un velo?
¿Crees que puedes distinguir?
¿Consiguieron hacerte cambiar
Tus héroes por fantasmas?


¿Cenizas ardientes por árboles?
¿Aire caliente por una brisa fresca?
¿Frío confort por un cambio?
Y ¿cambiaste
Un papel principal en la guerra
Por un papel protagonista en una jaula?
 
Ojalá, ojalá estuvieras aquí.
Solo éramos dos almas perdidas
nadando en una pecera
Año tras año
Corriendo siempre sobre
el mismo viejo camino
¿Que hemos encontrado?
Los mismos miedos de siempre
Ojalá estuvieras aquí.

Wish You Were Here (1975)

lunes, julio 05, 2010

Una reliquia de Film


Película de 1969 dirigida por Barbet Schroeder, y que cuenta con el privilegio de tener una banda sonora compuesta por nada más y nada menos que Pink Floyd. De hecho, el tercer álbum de la banda se trata de este soundtrack y toma el mismo título del film, que durante años fue un material muy difícil de conseguir.